Psicología del ultra-trail: la otra mitad del rendimiento
Motivación, autorregulación y sueño: los factores psicológicos que definen el éxito en carreras de ultra distancia.
FORMACIÓN
11/20/20253 min read


A medida que el ultra-trail crece, también lo hace el interés académico por entender qué sucede en la mente de quienes corren durante 20, 30 o 60 horas. Las largas distancias no sólo exigen un rendimiento físico excepcional: exigen un funcionamiento psicológico capaz de sostener decisiones, regular emociones y gestionar la percepción del esfuerzo en un estado de deterioro progresivo. La ciencia ha estudiado cada una de estas dimensiones y, además, los casos reales en carrera ilustran exactamente lo que la literatura describe.
Los primeros trabajos que diferenciaron la psicología del ultracorredor fueron los de Masters y Ogles (1995), creadores del Motivations of Marathoners Scale. Años más tarde, la revisión de Waśkiewicz et al. (2019, Frontiers in Psychology) mostró que los ultracorredores se mueven por motivos internos profundos: propósito, identidad, exploración personal. Esto se observa claramente en pruebas extremas como la Winter Spine Race, donde corredores como Raf Willems insisten en volver año tras año, incluso después de abandonar entre alucinaciones y desorientación. No lo hacen por tiempos o trofeos: lo hacen por un impulso existencial.
En cuanto al perfil psicológico, estudios de Hughes, Leavey y Mejia (2020) y de Knechtle et al. (2016) identifican rasgos comunes: autoeficacia alta, tolerancia a la incertidumbre y regulación emocional estable. La psicóloga Carla Meijen destaca que el rendimiento depende de una “autorregulación flexible”, una habilidad evidente en carreras como el UTMB Mont-Blanc, donde los elites suelen hablar de “controlar la mente” más que de “atacar subidas”. En 2023, Jim Walmsley mencionó que su victoria se debió a gestionar la frustración cuando el cuerpo no respondía en los primeros tramos. Este tipo de manejo emocional coincide con lo que describe la literatura.
Las estrategias mentales han sido estudiadas por Holt, Lee y Kim (2014) y por McCormick, Meijen y Marcora (2018). Sus hallazgos explican lo que ocurre en el Tor des Géants, una carrera que obliga a gestionar días completos en movimiento: quienes logran completar la prueba alternan entre resolver problemas técnicos (ritmo, pies, frío) y regular emociones mediante aceptación y diálogo interno. La mayoría de los finalistas reporta haber dividido mentalmente la carrera en tramos pequeños, exactamente como describen los estudios.
La atención también juega un papel decisivo. La teoría de Morgan y Pollock muestra que los corredores oscilan entre asociación y disociación. Esta oscilación es visible en pruebas como Hardrock 100, donde los atletas suelen asociarse en zonas técnicas del Colorado y disociarse en largos descensos nocturnos para proteger la mente. En algunos tramos, varios corredores han descrito episodios de “flujo”, ese estado casi automático que Csikszentmihalyi relaciona con el rendimiento óptimo.
El sueño es quizás el elemento más crítico. Los estudios de Hurdiel et al. (2015, 2018) en el Tor des Géants coinciden con cientos de testimonios en carrera: la mayoría de los participantes pasa más de 24 horas sin dormir antes de permitir la primera siesta. En eventos como la Spine Race, es habitual que corredores reporten ver animales inexistentes, personas que no están ahí, o distorsiones del paisaje. Lo mismo sucede en la Barkley Marathons, donde algunos atletas han contado que comenzaron a leer palabras inexistentes en las hojas de los árboles o a conversar con figuras imaginarias. La ciencia confirma que la privación de sueño altera el juicio de forma comparable al alcohol, lo que convierte su manejo en una habilidad vital.
Finalmente, la identidad del ultracorredor también está documentada. Estudios de Simpson, Post et al. (2014) explican por qué completar un ultra transforma la relación del atleta con el estrés y el sentido de capacidad personal. Pero Parry et al. (2021) advierten del otro extremo: usar estas distancias como escape emocional puede producir burnout, lesiones y compulsión por entrenar, algo que también se ha observado en corredores que encadenan ultras sin recuperación adecuada tras experiencias traumáticas o abandonos previos.
El conjunto de la evidencia científica y práctica apunta en la misma dirección: el ultra-trail es, sobre todo, un desafío psicológico. Mantener claridad mental en la noche, modular el sufrimiento, decidir cuándo descansar, interpretar señales del cuerpo cuando la percepción está alterada y sostener una narrativa interna de propósito son habilidades tan importantes como la potencia aeróbica o el VO2max.
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